La empresa Telefónica implementó un sistema de préstamos de bicicletas para sus empleados.
Una tarde de enero en medio de un trancón, de esos que suelen formarse a las 6 de la tarde en la avenida Suba con calle 114A, Shirley Rodríguez miró por la ventana de la ruta empresarial que la transportaba y envidió a un ciclista que pasaba con tranquilidad.
“Fue solo hasta ese momento que decidí usar la bicicleta como medio de transporte. Tenía una, desde hace 10 años, que usaba esporádicamente por lo que la mandé a pintar y arreglar”, explicó Rodríguez, quien ya lo había intentado todo para regresar a su casa, pero no lograba llegar en menos de una hora, a pesar de vivir a 5 kilómetros de su trabajo.
Ahora que ya es una biciusuaria llega en 25 minutos, incluso menos, a su hogar ubicado en la calle 138 con avenida Las Villas. El tiempo que se ahorra –asegura que 5 horas a la semana– lo dedica a su hijo.
Huberney Rojas es otro ejemplo de cambio. Se enamoró tanto de la cicla y sus beneficios que ya vendió su carro.
Desde su casa en Villa Alsacia (av. Boyacá con calle 13) hasta la av. Suba con calle 114A pedalea 35 minutos y a gran velocidad solo tarda 20.
Además del tiempo lo motivó la parte financiera. “Hice cuentas y vi que gastaba cerca de 6 millones de pesos al año con el carro. Preferí venderlo y con ese dinero me iré de vacaciones con mi esposa e hijos”, precisó.
Por historias como la de ellos, la empresa Telefónica, de donde son empleados, implementó el préstamo de bicicletas (actualmente tienen 25) a sus trabajadores. Y aunque el proyecto comenzó la semana pasada ha sido tal su éxito que pronto pondrán más; también habilitaron un biciparqueadero con capacidad para 100 ciclas.
Juan Carlos Álvarez, director de gestión de recursos humanos de la empresa, explicó que de esta forma pasaron de tener una política pasiva a una activa con este medio de transporte. “Creemos que debe haber un equilibrio entre la vida laboral y personal. Así se incentivan estilos de vida sanos y en pro del medioambiente”, dijo Álvarez.
EL TIEMPO.
